sábado, 3 de octubre de 2009

Mas cerca del SIG

Gracias a la gente de TURN AROUND Mercadeo y Comunicaciones les comaprtimos la ultima gacetilla de prensa del SIG 2009. Vecindad y lejania...

Salón Internacional de Gastronomía,
a pedir de boca

Vecindad y lejanía será la insignia del SIG, a realizarse, en su octava edición, del 5 al 8 de noviembre en la zona rental (CIEC) de la Universidad Metropolitana. En el encuentro más esperado por los gourmet, bodegas y fogones girarán en torno a asuntos propios y locales que entrarán en diálogo con temas tomados de afuera. La mesa está servida

Caracas, 10 de septiembre de 2009.- Del 5 al 8 de noviembre se renovará este año la cita más esperada de la Venezuela gourmet: el VIII Salón Internacional de Gastronomía, producido por Exceso, en los espacios del Centro Internacional de Exposiciones de Caracas y presidido por Ben Amí Fihman. Una cita que propicia el encuentro y el intercambio entre productores, distribuidores e importadores de alimentos finos, vinos y destilados, chefs, enólogos, sommeliers, restauradores, estudiantes de cocina y aficionados al buen comer y el buen beber, convocados por un enunciado tan sugestivo como el de “Vecindad y Lejanía”, dos palabras que expresan corrientes en perpetuo diálogo en la cocina y el vino en el mundo actual.

En estos ocho años el SIG ha ido creciendo de manera vertiginosa. Las cifras son contundentes y superan expectativas y estadísticas: con 2.800 metros de exposición y una variadísima y densa programación, el evento de 2008 convocó a 115 expositores y recibió la cifra récord de 25.000 visitantes.

Para la edición 2009, como invitado estelar, está confirmada la visita del tres estrellas Heston Blumenthal, representante de la cocina de vanguardia high tech. Por lo que es y representa, podría pensarse que se trata de alguien que ilustra a la perfección esa idea de lo distante, desconocido y novedoso. Sin embargo, y como para no resulte fácil etiquetarlo, además de su innovador local The Fat Duck, el chef tiene un pub de cocina inglesa tradicional en el mismo pueblo de Bray. Y, por otra parte, ese mismo Blumenthal que echa mano de la ciencia, lleva dos años trabajando, en contacto con historiadores, por reivindicar la cocina inglesa del siglo XIX, Asimismo, dio rienda suelta a su imaginación elaborando platos inspirados en el libro Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll que, como bien se sabe, era escritor. Y matemático.

Lo cercano, por su parte, estará encarnado por Francisco Abenante, dedicado al rescate y la reinterpretación de la cocina venezolana y sus ingredientes. Mercedes Oropeza, José Luis Álvarez, Víctor Moreno, Sumito Estévez, Carlos García, Nelson Méndez y Mauricio García serán algunos de los cocineros locales en ensalzar lo criollo en sus ponencias.

Global y local
El fenómeno de la globalización, una de cuyas manifestaciones más evidentes ha sido la cocina de fusión, modificó el panorama de la restauración en el planeta. No hay que tomar un avión a la India, China, Indonesia, ni por supuesto México o Francia para disfrutar de los platos de estos pueblos y prepararlos en cualquier continente.

Sin embargo, paralelamente a ese cosmopolitismo culinario, se siente un decidido llamado de lo propio, de lo familiar, de lo cercano, frente a la unidimensionalidad del gusto ―Santi Santamaría es uno de los que toma partido por una cocina con raíces locales frente a la molecular y al fast-food que él relaciona con la globalización y la bastardía agroindustrial, tal como lo ha escrito y lo expresara ante un embelesado auditorio durante el VI SIG.

Para algunos, es el momento de la vuelta a la tasca y el bistrot, y de rescatar lo ecológico, lo natural, lo orgánico o biológico que sólo puede garantizar eso que se viene llamando “agricultura de proximidad”, es decir, los productos cultivados en la huerta casera, sin fertilizantes ni fungicidas, las gallinas del patio trasero o los productos del mar más cercano, obtenidos por pescadores artesanales. No es raro ya encontrar reputadísimos restaurantes en París o en San Sebastián que se abastecen con ingredientes y materias primas producidos in situ por ellos mismos o disponibles en los alrededores. Sin ir muy lejos, en Caracas, Carlos García baja todos los días al puerto de La Guaira a buscar el pescado fresco para su restaurante Alto.

Pero como en el plato cabe todo, lo universal y lo vanguardista se harán degustar por igual en el SIG. Demostraciones de primera, a cargo de invitados internacionales y de los mejores cocineros nacionales, darán testimonio de las últimas tendencias culinarias, en exhibiciones tan próximas como lejanas. Siempre en el entendido de que se trata de convocar a profesionales del oficio que, frente a la amenaza que se cierne sobre la biodiversidad y la calidad de los productos indispensables para la alta cocina, están buscando alternativas.

El llamado de la tierra
En el vino, por su parte, siempre parecen estar en contradicción esas dos tendencias de la vecindad y la lejanía —que a su vez hacen eco a concepciones o filosofías antagónicas— de lo que significa el vino como valor cultural o simplemente comercial. Entonces se tiene, por una parte, vinos de la tierra, de pago, vinos apegados a la noción de terroir, elaborados con uvas autóctonas y, por otra, vinos transnacionales, industriales, producidos mediante una agricultura globalizada y vidueños trasplantados —como ese todo terreno cabernet sauvignon— que se ha adaptado incluso en los suelos menos propicios para la vid. Muchos de los productores de los llamados vinos orgánicos, biodinámicos o naturales se abstienen de recurrir a artificios hoy en día habituales como son los fertilizantes, los químicos, los herbicidas, las levaduras aromáticas.

La creación, en Francia, del concepto de denominación de origen controlada sería, por cierto, la consagración de esa idea de lo próximo, de lo auténtico, versus la identificación mediante la uva que ha sido una tendencia más extendida hasta ahora en el Nuevo Mundo, en donde también están apareciendo de más reciente data vinos orgánicos y de terroir, como es el caso del chileno Don Melchor, para citar sólo un ejemplo.

Para nadie es un secreto que la tecnología ha permitido elaborar vinos cada vez cada vez más irreprochables y baratos, pero también uniformes, sin riesgos ni sorpresas. En este sentido hay contradicciones, al parecer irreductibles, entre los pequeños y no pocas veces místicos vitivinicultores de Borgoña, de Galicia o del Priorato en Cataluña y un productor masivo de California o Australia.

Para tocar estas cuestiones, la española María Isabel Mijares, directora de la Guía Campsa de Vinos, engalanará una vez más la agenda del SIG. Descorchará maravillas nacidas de uvas autóctonas, para rendir tributo a lo mejor del Viejo Mundo. Tendrá ella una primerísima cata de joyas de Jerez, que por primera vez podrán probarse en nuestro país. Será una oportunidad privilegiada para que la audiencia conozca, de la mano de Mijares, las notables virtudes que caracterizan al jerez, las características propias de cada tipo de vino, así como las particularidades de tan emblemática denominación de origen. Asimismo, en una cata a “4 manos”, subrayará las virtudes de vidueños autóctonos españoles, en contraste con lo que ofrecen vidueños universales en Nuevo Mundo ―cabernet sauvignon, carmenère, syrah, entre otros―, expuestos estos por el enólogo Mario Geisse, de la bodega chilena de Casa Silva.


La presencia de un singular número de winemakers, bodegueros y sommeliers de varios continentes, quienes ofrecerán catas estelares, dará pie, una vez más, para que Caracas se convierta en capital enológica de la región, en el marco de esta gran exposición, hecha para disfrutar con los ojos y el paladar. Una suculenta programación de talleres, degustaciones y conferencias ilustrará en la palabra y en la práctica la insignia temática de esta octava edición. Toda una cantera de sugerencias, para provocar las papilas y encender el diálogo y la discusión.

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