jueves, 18 de marzo de 2010

El Frutero

Llego la lluvia, y con ella seguramente muchos arboles frutales estaran en su esplendor, hoy les dejo un rico merengue Venezolano por que el clima me inspira es a solo escuchar el ruido de la lluvia caer.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Un gesto de apoyo

No me atrevo a escribir nada sobre este tema, asi que con el Permiso de Arianna Arteaga Quintero, copio su post del dia 8 de Marzo. Son multiples las preguntas sobre el tema, y multiples las muestras de apoyo.

ADIÓS CARU
Tanto que te quise Caruaíto de mi vida. Fueron 15 años pisando tus gramitas, viendo como mi abuelita te convertía en un oasis de maticas, flores, cartelitos y detalles. Me acuerdo la primera vez que te vimos, eras un terrenito con potencial, la casa estaba bastante maltrecha y tenías pocas plantas para darnos cobijo, pero nos picaste cómplice el ojo, supimos que eras el lugar perfecto para que mis abuelitos vivieran el atardecer de colores que se merecían tras una larga estadía en este mundo. Te bautizaron "La Guachafita" porque así somos los Quintero, jodedorcitos, compinchosos, un clan. Pasé mil vacaciones contigo, me recorrí todas las playas que te quedaban cerca, los ríos, las montañas, viví mis necedades adolescentes y crecí refugiándome en tus tierras. Porque eso fuiste siempre para mí: un refugio, un remanso de paz, un escape de la urbe, de la vida, de todo. Ese era el papel que jugabas para mis abuelos y yo decidí pegarme en esa. Sí, supongo que ya te habrás dado cuenta de que te hablo en pasado, también debes estar aterrado con la quema y la tala que te desnudó. Y sé que tú también nos vas a extrañar, porque durante 15 años te dimos amor y cuidados que nos devolviste en frutos y verdes agradecidos. Lo siento muchísimo, nunca quisimos abandonarte, pero te mereces una explicación y te la voy a dar.
El 28 de febrero estaban Inés, Luis Gerónimo, Lucía, Victoria, Fredy e Ignacio en La Guachafita, tú sabes, de esas combinaciones que se daban sin que nadie avisara antes porque a esa casa entraban todos como río en conuco. La calidez de mis abuelos siempre lo permitió. De pronto vino Aníbal, el muchacho que te cuidaba junto a mi abuelos, a darnos el pitazo de que estaban invadiendo por la entrada. Ya había pasado antes y lo habíamos resuelto en paz y por la ley, todos tus papeles están en regla. Pero esta vez la cosa se veía peor. Llegaron decididos a talar y "limpiar el terreno", cuando les preguntamos nos trataron groseramente y supimos que era el Consejo Comunal el que autorizaba el desatino. Fuimos ese mismo domingo a ver al presidente del Consejo, nos recibió tranquilo y nos dijo que no era su culpa, que la asamblea comunal había resuelto revisar tus papeles, pero que no se autorizaba la invasión en sí... Hicimos una cita para el martes siguiente, llevaríamos los documentos para que vieran que estabas en regla. Ahora sabemos que fue ingenuidad, pensamos que el diálogo era posible. No fue así. El pueblo de Caruao, esa gente con la que mis abuelos convivió en perfecta armonía durante 15 años, esa gente con quienes cantamos aguinaldos en las misas de gallo, esos niños a quienes mi abuelita llevó a pintar y les leyó cuentos, ESE pueblo, sin avisar, nos convirtió en el enemigo. Pasamos de ser los guachafitos a ser "terratenientes", "oligarcas" y otro montón de cosas que no entendemos. Ellos se transformaron en "cimarrones", "oprimidos" y "necesitados". No nos dejaron hablar y los documentos fueron de paseo, ni les interesaba verlos. Qué irónico, pensar que si tu tierra no estaba mejor aprovechada, fue porque no había manera de conseguir mano de obra en la zona.
Así las cosas nos fuimos consternados de la reunión, mis abuelos estaban aterrados, no comprendían una palabra de lo que les estaba pasando. Durante esa semana terminaron de quemarte enterito, te talaron cada arbolito, te convirtieron en un desierto triste y mustio. Nosotros hablamos con el Gobernador de Vargas, con la policía y la Guardia Nacional. Al siguiente sábado pusimos la denuncia en la GN y el Gobernador mismito dio la orden de desalojo. Se apareció el mismísimo Procurador con un Comandante y toda una comisión de hombres armados a poner orden. Mandaron a llamar al Consejo Comunal y se apareció toda una poblada. No lograron llegar a nada, esa gente estaba enardecida, desesperada de ira, era terrible ver cómo nos habíamos convertido en el objetivo de tanta rabia. Ese día se apareció toda la familia a apoyarte. Nos fuimos bastante desesperanzados, pero decidimos darle un compás de tiempo a las autoridades que tanto apoyo nos estaban dando, para ver qué pasaba. El domingo en la tarde se complicó la cosa. Los invasores se aparecieron a hacer un sancocho y terminar de talar a punta de machete. Nosotros llamamos a la GN desesperados tratando de protegerte, llegaron en 40 minutos, echaron unos tiros al aire y se llevaron a uno preso por indocumentado. Tratar de poner orden y defenderte fué un detonante veloz, la gente se incendió de rabia, comenzaron a amenazarnos a gritos desde lejos. Luego un par de ellos se fue hasta la casa donde estaban sólo Antonio y mis abuelitos a decirles que si a las 9pm no habían soltado al detenido, lo pagábamos nosotros, quemarían la casa con todos adentro y si pasábamos por el pueblo quemaban el carro. Antonio nos llamó asustadísimo, y con toda razón. Arrancamos para allá en el acto, como te dije, los Quintero somos un clan unido. En el camino Carola nos avisó que en el pueblo había armado un zaperoco, que la poblada se quería meter a la casa y la policía trataba de pararlos. Hasta la policía estaba en pánico, no había pistola posible. Llegamos y todo se calmó cuando se le pidió a la GN que soltara al vándalo...no teníamos cómo protegernos. Fue muy triste, tuvimos que recoger lo que pudimos. Por primera vez en mi vida entera vi a mi abuelo llorar, mi abuelita devastada, mi mamá, toda la familia. Nunca pensamos que tendríamos que salir de tus tierras como refugiados de guerra, pero eso somos. Todos -ellos "los malos" y nosotros "los buenos"- somos TODOS víctimas de una situación que nos supera. De un gobierno al que se le fué de las manos la situación, se les fué de las manos su discurso de confrontación, que no logra aplicar la autoridad porque no han sabido dar el ejemplo. De una descomposición social que no para, que se algidece con el consumo de drogas y alcohol, con las promesas no cumplidas y con la ley del mínimo esfuerzo. Puedes creer que fuimos a la fiscalía a poner la denuncia y tanto la fiscal, como el procurador, como el comandante de la GN dijeron que no podían hacer nada... Sí, nosotros también estamos tristes, nos dolió en el alma despedirnos de tí. Sobre todo así, tan rápido, en apenas una semana acostumbrarse a la idea de no verte más. Pero tienes que entender que para nosotros lo importante es la vida de mis abuelos y con las cosas como están ya no puedes ser un hogar para ellos. Chao Caru. Chao para siempre. Tanto que te quise.

sábado, 6 de marzo de 2010

X Velada de Santa Lucia (II)













Color y calor en Santa Lucia, eso sentimos anoche. Una breve parada en las actividades en la Cocina para mostrar algunas imagenes, de la noche. Con Claudio Ravizza y Neuro Villalobos de Costa Cafe, invaluable aliado siempre. Con Ninett Vielma, y Alonso Nuñez, de visita en Maracaibo para la velada. Rostros, arte...

viernes, 5 de marzo de 2010

X Velada de Santa Lucia






En mi pueblo, hacer un sancocho significa celebrar la amistad... Entre amigos nos preparamos para una experiencia de cocina urbana a cielo abierto esta noche a partir de las 6 en Santa Lucia, mi barrio Empedrao. Hoy un Sancocho mollejuo pa celebrar con fraternidad eso que nos hace Maracuchos, mañana Mandocas a la manera de mis viejas. De eso se trata. Algunas fotos tomadas por Claudio Ravizza de los preparativos.

martes, 2 de marzo de 2010

Gozandola

Ultimamente entre tantas malas noticias yo insisto en concentrarme en lo positivo. Hoy visperas de muchas celebraciones en mi vida les comparto 3 temas sabrosos con animo de alegrar la tarde y prepararnos para celebrar, comiendo y compartiendo el pan, hallando el amor.





lunes, 1 de marzo de 2010

Palabra de Vida de Marzo 2010

....Gracias al movimiento de los focolares por su palabra de vida marzo 2010!!!!!


Palabra de Vida – Marzo 2010


¡Cuántas veces en la vida sientes la necesidad de que alguien te eche una mano y al mismo tiempo sabes que ninguna persona puede resolver tu situación!

Es entonces cuando te diriges inadvertidamente a Alguien que sabe hacer posibles las cosas imposibles. Este Alguien tiene un nombre: Jesús. Escucha lo que te dice:

"Os aseguro que si tuvierais fe, aunque sólo fuera como un grano de mostaza, le diríais a este monte: ¡quítate de ahí y ponte allí! Y el monte cambiaría de lugar; nada os resultaría imposible»1 (Mt 17,20).

Es evidente que la expresión «mover montañas» no se tiene que tomar al pie de la letra. Jesús no prometió a sus discípulos un poder de hacer milagros espectaculares para asombrar a la multitud. Y, de hecho, si vas a buscar en toda la historia de la Iglesia, no encontrarás a un santo –que yo sepa– que haya cambiado montañas de lugar con la fe. «Mover montañas» es una hipérbole, es decir, una manera intencionadamente exagerada de decir las cosas para inculcar en la mente de sus discípulos la idea de que para la fe no hay nada imposible.

Así, cada milagro que Jesús realizó, directamente o a través de los suyos, lo hizo siempre en función del reino de Dios o del evangelio o de la salvación de los hombres. Cambiar una montaña de lugar no serviría para ese fin.

La comparación con el «grano de mostaza» es para indicar que Jesús no te pide una fe más o menos grande, sino una fe auténtica; y la característica de la fe auténtica es apoyarte únicamente en Dios y no en tus capacidades.

Si te asalta la duda o vacilas en la fe, significa que tu confianza en Dios todavía no es plena: tienes una fe débil y poco eficaz, que aún se apoya en tus fuerzas y en la lógica humana.
En cambio, quien se fía enteramente de Dios deja que Él mismo actúe y… para Dios no hay nada imposible.

La fe que Jesús quiere de sus discípulos es precisamente esa actitud de plena confianza que permite que Dios mismo manifieste su potencia. Y esa fe, que por eso mueve montañas, no está reservada a algunas personas excepcionales. Es posible y un deber para todos los creyentes.

«Os aseguro que si tuvierais fe, aunque sólo fuera como un grano de mostaza, le diríais a este monte: ¡quítate de ahí y ponte allí! Y el monte cambiaría de lugar; nada os resultaría imposible».

Se cree que Jesús dijo estas palabras a sus discípulos cuando iba a enviarlos a predicar.

Es fácil desanimarse o asustarse cuando se sabe que se es una pequeña grey poco preparada, sin cualidades especiales, ante innumerables multitudes a las que es necesario llevarles la verdad del Evangelio.

Es fácil venirse abajo ante gente que tiene intereses bien distintos de los del reino de Dios. Parece una tarea imposible.

Es entonces cuando Jesús asegura a los suyos que con la fe «moverán las montañas» de la indiferencia y del desinterés del mundo.

Si tienen fe nada les será imposible.

Esta frase también puede aplicarse a todas las demás circunstancias de la vida con tal de que contribuyan al avance del evangelio y a la salvación de las personas.

A veces, ante dificultades insuperables, puede surgir la tentación de no dirigirse ni siquiera a Dios. La lógica humana sugiere: ¡Se acabó; total, no sirve de nada!

Es entonces cuando Jesús nos exhorta a no desanimarnos y a dirigirnos a Dios con confianza. De un modo u otro, Él responderá.

Es lo que le sucedió a Lella.

Habían pasado algunos meses desde que empezó llena de esperanza su nuevo trabajo en Bélgica, en la zona flamenca. Pero, ahora una sensación de abatimiento y de soledad la atormentaba. Parecía que entre ella y las chicas con las que trabajaba y vivía, se hubiera levantado una barrera insuperable.

Se sentía aislada, como una extranjera entre aquella gente a la que sólo quería servir con amor.

Todo como consecuencia de tener que hablar un idioma que no era ni el suyo ni el de quien la escuchaba. Le habían dicho que en Bélgica todos hablaban francés y lo había aprendido, pero al tomar contacto directo con ese pueblo, se dio cuenta de que los flamencos estudian francés solamente en el colegio y que en general lo hablan de mala gana.

Había tratado muchas veces de mover esa montaña de marginación que la alejaba de las otras, pero sin resultado. ¿Qué podía hacer por ellas?

Veía ante sí el rostro de su compañera Godeliève lleno de tristeza. Esa noche se había ido a su habitación sin probar bocado.

Lella había intentado seguirla, pero se detuvo ante la puerta de su habitación por timidez y titubeando. Habría querido llamar… pero ¿qué palabras usar para explicarse? Se quedó allí algunos segundos y luego se rindió una vez más.

A la mañana siguiente entró en una iglesia; se puso al final, en los últimos bancos, con el rostro entre las manos para que nadie notara sus lágrimas. Aquel era el único lugar donde no hacía falta hablar otro idioma, donde ni siquiera era necesario explicarse, porque había Alguien que comprendía más allá de las palabras. Fue la seguridad de ser comprendida lo que le dio valor y con el alma angustiada le dijo a Jesús: «¿Por qué no puedo compartir con las otras chicas sus cruces y decirles esas palabras que tú mismo me hiciste comprender cuando te conocí: que todo dolor es amor?».

Estaba delante del sagrario, esperando casi una respuesta de Aquel que en su vida le había iluminado toda oscuridad.

Bajó la vista y en el evangelio de aquel día leyó: «Ánimo –tened fe– yo he vencido al mundo»2. Aquellas palabras fueron como un bálsamo para el alma de Lella, y sintió una gran paz.

Nada más volver a casa para el desayuno se encontró con Annj, la chica que se encargaba del orden de la casa. La saludó y la siguió hasta la cocina; luego, sin hablar, empezó a ayudarla a preparar el desayuno.

La primera en bajar de las habitaciones fue Godeliève, que iba a la cocina a buscar el café. Andaba deprisa para no ver a nadie, pero se detuvo allí. La paz de Lella le llegó al alma mucho más que cualquier palabra.

Aquella tarde, en el camino de regreso a casa, Godeliève alcanzó a Lella con su bicicleta y esforzándose por hablar de manera comprensible para ella, le susurró: «No hace falta que digas nada. Hoy tu vida me ha dicho: “¡ama tú también!”».

La montaña se había movido.

Chiara Lubich




1) Palabra de vida, septiembre 1979; publicada en CHIARA LUBICH, Palabras para vivir, Ed. Ciudad Nueva, Madrid, 1981, pp. 37-41.
2) Cf. Jn 16,33.