viernes, 8 de junio de 2007

La parrilla de pescado

Tengo esta nota en mi mente desde hace rato. Estuve por trabajo en Barquisimeto y de regreso recibi una muy agradable sorpresa en el pueblo de Arenales. Antes de llegar a Carora esta este pueblo pequeño y me toco el privilegio de almorzar con un grupo de comensales bien interesante. Siguiendo las instrucciones del Obispo de Carora, Mons. Ulises Gutierrez llegamos a una enramada vistosa y fresca donde degustamos en absoluta comunion una parrilla de pescado. Guabina en este caso, sumamente crujiente con un queso de cabra fresco que realmente se convirtio en un bocado de cardenal... La atencion, estupenda y el sitio muy modesto pero muy agradable, me senti en casa atendida por Enrique, el dueño y chef del lugar quien muy presto fue mas alla de sus labores para servirnos.

Que fue lo atipico? Definitivamente la frescura de los ingredientes del lugar, una guabina exquisita y crocante con una guasacaca gustosa. Que mas podiamos pedirle a la vida si ya nos habia complacido en extremo? Entonces de vuelta en la carretera pensaba sobre la extrema generosidad de Dios con nosotros al permitirnos disfrutar de todos sus bienes y poder administrarlos. A pesar de nuestra actuacion entonces descubro que somos una civilizacion privilegiada por tantas cosas que vale la pena seguir disfrutando la buena mesa Venezolana con los gestos y las manifestaciones de amor que conseguimos en nuestro camino.

Mas alla de la compañia sencilla de un Obispo, el P. Jose Gregorio del Santuario de la Chiquinquira de Aregue a quien le debemos una visita, el P. Juan Navarro del Mojan, pueblo amigo de la Guajira Venezolana que nos anima con toda su fe, el Diacono Neptali Finol, que es uno de esos seres en la vida de todo ser humano que uno descubre que estan en la tierra solo para construir una mejor civilizacion y la Sra. Angela Hernandez quien administra bienes de Dios. Pude seguir descubriendo las profundidades de la amistad y la fraternidad. Realmente otro espacio para construir.