miércoles, 17 de junio de 2009

Guaricongo, Guaricongo.







Vivir una celebración popular entre la gente es una experiencia inenarrable que solo se compara con la consecución de logros importantes en la vida de cada ser humano. Esta premisa puede parecer insignificante si la sacamos del contexto pero al aterrizar esta a la vivencia diaria de la investigación en el sitio con la gente, con sus sentimientos y sus energías entonces comenzamos a adentrarnos en profundidades de nuestro caminar como seres humanos. Vivir desde el contacto cercano de seres que en un momento dado tienen toda la capacidad de sentir y padecer lo mismo que yo, me pone en sintonía con una realidad indescriptible que va mas allá de lo que cualquiera podría imaginar… Tener la oportunidad de desmenuzar una fiesta como la de San Juan Bautista desde adentro es un privilegio reservado para pocos, es una oportunidad de descubrir la riqueza histórica y cultural que tiene esta manifestación en una zona donde este culto no es tan arraigado.
En los días de preparación me preguntaba ¿Cómo era posible desatar tanta energía y tanta unidad en un tiempo tan corto y que eso generado no se perdiera en el tiempo, sino que se aumentara y solidificara? Realmente no se como responder aun pero después de una vivencia intensa y llena de emociones puedo inferir que algo se gesta alrededor de una cultura y una religiosidad popular que va arraigándose a medida que trajinamos por estas rutas coloridas y calurosas. Ahora descubrir que es ese algo va más allá de toda percepción y me sitúa en una encrucijada de muchas interrogantes pero también de muchas oportunidades para construir desde la fe una devoción importante. Disfrutar la alegría de la fe es algo que va mas allá de toda lógica humana. Descubro entonces que como humanos cada vez somos más lógicos y nos dejamos llevar menos por los sentimientos. Esos que a nivel de piel, tenemos tan en nosotros y que no nos atrevemos a dejar salir porque nuestros miedos nos delatan. Entonces comienzo a andar un camino perceptivo y sensorial que me lleva a sentir una fe y luego analizarla. Anoche en medio del concierto con los cantos de la Misa Afrovenezolana en honor a San Juan Bautista logre volver a vivir esa experiencia que mueve corazones.
Mi contacto con Juan Bautista no comienza este año. Podría decir que comienza en el año 2005 cuando desde la rigidez de mi fe yo veía todo este montaje como una oda a la anti liturgia y me cuestionaba porque nos empeñábamos en construir cosas paralelas en la iglesia sin saber hacia donde estaba soplando el Espíritu Santo. Solo escuchaba ciertos trozos de los cantos de la misa Afro Venezolana y algunos comentarios sobre el trabajo y mi audaz mente solo atinaba a cuestionar para tratar de acomodar en mi fe de entonces acartonada y esquematizada una realidad como la que estábamos viendo. El tiempo se ha encargado de mostrarme otros caminos de fe que salen de lo riguroso de un templo para entrar en la convivencia fraterna y por sobre todas las cosas una forma distinta de hacer iglesia. Llego entonces a las fiestas del 2006 sin entender mucho pero con la disposición de vivir y sobre todo amar la situación que tenia enfrente sin imaginar que poco a poco entraría entonces, a sumergirme en las profundidades de toda una serie de realidades afro venezolanas que tienen mayores implicaciones de las que yo pueda descubrir a las primeras de cambio. Ver la riqueza de un pueblo plasmada a través de los ritmos musicales me abrió las puertas a pensar que si era posible una inculturizacion de nuestra fe y si era posible convertir nuestra herencia cultural en elementos evangelizadores. Lograr entrar con una misa a Instituciones Publicas como Banco Central de Venezuela comenzó a crear en mi una atmosfera de triunfo pero también de temor aunque el logro no me pertenecía y poco a poco fue entonces mi lógica cediendo y entrando mis ganas de sentir lo que pasaba a mi alrededor para descubrir la inconmensurable belleza de los ritmos, la hermosura de una raza que nos ha legado una gran herencia y que a través de los tiempos sigue marcando la vida que tenemos, fui descubriendo rasgos que estaban en mi y que había olvidado que existían por que el mundo había logrado separarme de mis raíces. Y los mas importante que creo haber redescubierto es por sobretodas todas las cosas el profundo amor y sentido de pertenencia que siento por mis raíces. Entender que en este país casi todos somos afro descendientes en mayor o menor grado me mostro la diversidad dentro de mis círculos mas cercanos y me desmitifico una serie de ideas preconcebidas que hoy día descubro que simplemente estaban allí porque no me había dado chance a descubrir mas allá.
Hoy miro hacia atrás y veo como la hermandad, la solidaridad y la unidad son un sello profundo en lo que hacemos y en lo que descubrimos dentro de estos movimientos como afro descendientes. Palpar a tanta gente vibrar por un sentimiento llamado tambor me hizo descubrir que a pesar de toda mi alma estaba viva y mi corazón latía fuertemente como si se liberara un brioso caballo capaz de conquistar los obstáculos más difíciles para llegar a su objetivo. Y al mirar hacia adelante veo la inmensidad del tiempo y la perpetuidad de un trabajo antropológico que no tengo idea hacia a donde va pero que poco a poco va tomando unas raíces mas profundas. Son las cosas que no entendemos pero que definitivamente vemos como la mano del Creador esta allí para llevarnos a seguir adentrándonos en las profundidades de nuestra fe. Tengo mil cosas que contar y no logro ubicar el contexto del como. Expresar tanta energía en un papel es difícil cuando solo se trata de cerrar los ojos y dejarse llevar. Solo se trata de dejar que nuestra piel reciba los estímulos apropiados para poder seguir los impulsos del corazón. Al final no importa el cansancio, solo importa saber que a través del baile, del canto y del amor logramos llegar a venerar al precursor del Señor.
Hablar de lo vivido en este año entonces se torna difícil pero no imposible por cuanto se va asumiendo la solemnidad con mayor compromiso y mejor disposición. Ver como a través de sirenas en la novena logramos entrar en la atmosfera ideal para que el Espíritu Santo se derrame abundantemente, nos va situando en la mejor disposición para dejar que la palabra de Dios actué como espada de dos filos y penetre en lo profundo de nuestro corazón. Veo entonces como la fe va tomando otras dimensiones que van llevándonos a evangelizar más y a catequizar menos. Nos van mostrando como la fe va tomando proporciones inimaginables y que cuestionan nuestra realidad como seres humanos. Esa realidad que en iglesia se va convirtiendo en un pesado fardo si no logramos estar absolutamente conectados a la vid verdadera que nos ha dado vida. Es impresionante como entonces vamos profundizando en los elementos de la vida de cada sanjuanero y de cada integrante del equipo que logra empujar esta actividad para que cada vida tocada vaya asumiendo aun sin saberlo un proceso de conversión y de crecimiento en la fe que de otra manera no se daría. Ciertamente una gracia. Mi corazón es un gozo, a pesar de mi habitual raciocinio y mi desglose intelectual porque en estas fiestas he descubierto que mi fe no es tan rígida como yo creía y que si me puedo permitir desconectarme de mi habitual seriedad para simplemente ser un ser humano… entonces a través de cada altar visitado y de cada ofrenda a San Juan Bautista en medio de frutos, flores y vegetales, logro entonces afirmar que Mi San Juan Esta de Fiesta.
y

2 comentarios:

Franklin dijo...

Recuerdo que cuando tenía como 10 años fui una noche a la Basilica para la procesión de la Chinita y sení algo similar a lo que tu sentiste.

A veces quisiera tener de nuevo la fe ciega de un niño.

Un saludo muy grande.

ps. Visita mi blog si tienes tiempo (y ganas de perderlo).

Ivette Franchi dijo...

Gracias por tu comentario. Mi relacion con La dama del Saladillo es otra historia, realmente ella conmigo es super especial. Me confieso seguidora del Loco mayor, Jesus. Chiquinquireña, San Benitera y San Juanera... pa que mas...